El espíritu de la sirena.
Por: KAREN YULIETH
VILLAMIZAR MARMOLEJO 8-2
La princesa que deseaba ser reina.
Había una vez una hermosa princesa llamada Carla que le
gustaba las sirenas, aquella niña vivía en un palacio grande que tenía un jardín
florecido a su alrededor. Al caer la tarde la princesa salió al pueblo y
escuchó decir a su abuela que había aparecido una sirena en el pueblo y que
estaba en el bosque, ubicada en el rió que pasaba cerca de la casa de la
abuela. La niña no pudo resistir las ganas de ir a verla y le dijo a su vuela que
por favor la dejará quedarse ahí con ella, la abuela llamó a la mamá de la niña
esa noche. Al caer las 12:00 de la noche se escuchó un ruido muy feo, la niña
se despertó asustada y llamó a su abuela, se acercaron hacia la ventana y
observaron que la sirena se había convertido en un espíritu.
SEGUNDO CUENTO:
SEGUNDO CUENTO:
LA NOCHE MÁGICA
Erase una vez un pequeño niño de tan solo 5 años que le
gustaba mucho ver un programa de televisión que era diabólico, una vez el niño
quedo solo en la casa porque su mamá se tuvo que ir al trabajo y aprovecho para
disfrazarse de Simpson, se llegaron las 8:00 de la noche y su mamá nada que
llegaba, de pronto en ese instante vio una sombra de una persona pasar, el niño
pensó que era su madre, pero estaba muy equivocado era un espíritu de uno de
los personajes de la televisión, el niño empezó a seguir ese espíritu y no se
fijaba por donde iba por que el solo quería ver que podía ocasionar aquel espíritu,
al regresar su madre del trabajo, no encontró a su hijo por ningún lado. Lo
buscaba y lo buscaba pero no había respuesta de él, su madre muy angustiada salió
rápidamente a buscar ayuda de sus vecinos, entre todos buscaban al niño con la
esperanza de encontrarlo. De repente escucharon unos gritos muy horribles de auxilio,
corrieron hasta llegar a esos gritos y encontraron al niño metido en un hueco
ya casi muriéndose, todo se descubrió,
era el espíritu quien tenía al niño amarrado en ese hoyo y así aquel
niño no volvió a mirar más esos muñecos por miedo a que le volviera a suceder
lo mismo.
TERCER CUENTO:
TERCER CUENTO:
Pitt encuentra un perro.
Pitt es un
niño que estudia tercero primaria. Es de esos niños que les gusta jugar todo el
tiempo. Él siempre quiso tener un perro, pero su papá no quería darle una
mascota. No era que no quisiera; en realidad, no podía. La mamá de Pitt le
decía: ¿Y qué comería tu perro, si a veces casi ni nos alcanza para comer a
nosotros? Alguna cosa resultara para darle respondió, Pitt luego se inventó la
historia de que cuando se acostaba, unos hombres pequeñitos venían a su cuarto
y no lo dejaban dormir; que la única forma de espantar a los hombrecitos era teniendo
un perro. Pero el papá lo que hizo fue poner junto a la cama de Pitt el retrato
de un policía. Cuando vengan los hombrecitos, el policía se los lleva para la
cárcel.
Un día cuando Pitt regresaba de la escuela, un
perro callejero, sucio y muy lanudo, buscaba comida en un basurero. Pitt le silbó
y el perro paró las orejas, en señal de atención, cuando lo mira de cerca el
perro estaba convertido en un león, Pitt sale corriendo muy asustado a grito
entero clamaba auxilio, ¡está hambriento me quiere comer! Llegó a su casa tan
asustado que ya no quería saber más de mascotas, pues el perro que tanto anhelaba
se había convertido en león que si entraría en su casa devoraría hasta a su
familia. Desde ese momento se olvidó de las mascotas.
CUARTO CUENTO:
QUINTO CUENTO:
El origen de la noche.
SEXTO CUENTO:
El concurso de resúmenes.
SÉPTIMO CUENTO:
El osito huérfano.
CUARTO CUENTO:
La zorra y el cuervo.
La
zorra salió un día de su casa para buscar qué comer. Era mediodía y no se había
desayunado. Al pasar por el bosque, vio al cuervo, que estaba parado en la rama
de un árbol y tenía en el pico un buen pedazo de queso. La zorra se sentó
debajo del árbol, mirando todo el tiempo al cuervo, y le dijo estas palabras: -
Querido señor cuervo, ¡qué plumas tan brillantes y hermosas tiene usted! ¡Apenas
puedo creerlo! Nunca he visto nada tan maravilloso. Me gustaría saber si su
canto es igual de bonito, porque entonces no habrá duda de que es usted el rey
de todos los que vivimos en el bosque.
El
cuervo muy contento de oír esas alabanzas, y con muchas ganas de ser el rey del
bosque, quiso demostrarle a la zorra lo hermoso de su canto. Abrió, pues, el
pico y cantó así: - ¡Crac!
La
zorra se tao bien las orejas, pero abrió bien el hocico para atrapar el queso
que el cuervo dejó caer al abrir el pico. Lo atrapó, se lo tragó, y le dijo al
cuervo: - Muchísimas gracias, señor cuervo. ¡Que sabroso desayuno!
La
zorra se fue, relamiéndose los bigotes, y el cuervo se quedó muy pensativo.
QUINTO CUENTO:
El origen de la noche.
El sol había
creado la tierra con sus animales y plantas, pero aún no había gente. Luego decidió
poblar la tierra y para eso hizo un hombre de cada tribu del Vaupés: hizo un
Desana, un Pira-Tapuya, un Uanano y un Tuyuka. Para enviar esta gente a la
tierra, el Sol se sirvió de un personaje llamado Pamurí.
Pamurí se embarcó
en una gran canoa viva, pues en realidad era una gran culebra que nadaba por el
fondo de las aguas. En su interior venía la gente. Fue un viaje muy largo, pues
debieron ir por los ríos en el sentido contrario a su corriente, ya que querían
establecer las comunidades en las cabeceras de los ríos. La gente ya estaba
cansada. En ese entonces, aún no se conocía la noche y por eso siempre viajaron
con la luz del Sol. Cuando los primeros hombres se habían embarcado, el Sol le
dio, a cada uno, un objeto para que lo llevara con mucho cuidado. A uno de
ellos le había dado una pequeña bolsa negra, bien amarrada.
El hombre se
puso a mirar la bolsa, pues no sabía qué había adentro La abrió y, de pronto,
salió una multitud de hormigas negras. Tantas, que taparon la luz y todo se oscureció.
Esa fue la primera noche que hubo. Pamurí dio a cada hombre un cocuyo para que
se alumbrara, pero la luz fue muy poca. Las hormigas se multiplicaron y los
hombres trataban de llamarlas, pero no sabían hablar. Entonces, vino el mismo
Sol y, con una varita, azotó la bolsa e hizo entrar otra vez a las hormigas.
Pero las que no cupieron se quedaron en la selva e hicieron sus hormigueros.
Desde entonces hay hormigas. Una vez que las hormigas estaban en la bolsa,
volvió la luz. Pero, desde entonces, también existe la noche.
SEXTO CUENTO:
El concurso de resúmenes.
Cada niño va a hacer un resumen oral de su vida dijo la
maestra, pero eso sí, bien cortico, sólo hay que decir lo más importante, bien
claro y bien ordenado.
¿Y el resumen más resumido tiene un premio? Pregunto Saturio,
uno de los niños. Sí el premio es un apretón de manos de todos los compañeros.
¿Un apretón muy apretado? Volvió a preguntar Saturio. Bueno,
un apretón – apretón, sólo para felicitarlo por su trabajo, pero sin que le
duela. Entonces, yo voy a ser el primero en concursar haciendo un resumen de mi
vida. Oigan bien para aprender.
-Este era mi papá casado con mi mamá y mi mamá casada con
su marido, es decir, mi papá, que también se llama Saturio como yo…
Y siguió Saturio habla que te habla, y le parecía que no
hablaba pero hablando estaba.
¡No, no, no! Lo interrumpieron los niños. Si sigue así,
no va a tener cuándo acabar. Mejor yo comienzo con el concurso dijo otro niño
llamado Neftalí.
-Viejo y muchacho con su boquita callada porque si siguen
hablando, por Dios que no cuento nada. El día en que yo nací, el cielo estaba
claro y una suave brisa tibia mecía las hojas de los árboles. Los pajaritos…
¡No tampoco! ¡Eso va a ser un cuento, no un resumen!
Tienen razón niños. Recuerden que para resumir hay que abreviar, acortar. Para
hacer un resumen de su vida, tienen que decir solamente cuáles son los eventos
más importantes de su vida.
Ya entendí profesora, déjeme concursar otra vez, pidió
Saturio. Está bien comienza.
- Yo nací el 31 de marzo de 1985 en Susacón (Boyacá). Me
registraron a la semana y me bautizaron al mes. Al año ya me habían puesto
todas las vacunas. Un poquito después aprendí a caminar y antes de cumplir los
tres años ya hablaba bastante bien. Tenía cinco años cuando mis hermanos me
enseñaron a montar a caballo, pero mi primer potranco me lo regalo mi abuelo a
los 7 años, cuando entre a la escuela. En ese mismo año aprendí a leer y a
escribir, a sumar y a restar. Mi recuerdo más lindo es la semana santa en que
mi abuelo me regalo el potrico. Mi mamá tenía miedo de dejarme montar solo,
pero yo ya sabía defenderme bien. Mi mejor amigo se llama Juan Quiñones. Ahora
estoy en 3er nivel y me estoy preparando para hacer la primera comunión.
Terminado el resumen, los niños dieron un gran aplauso a su compañero, reconociendo que lo había hecho muy bien. Lo mismo opino la maestra.
Terminado el resumen, los niños dieron un gran aplauso a su compañero, reconociendo que lo había hecho muy bien. Lo mismo opino la maestra.
De ahí en adelante, todos los concursantes hicieron resúmenes
tan buenos, que todos se ganaron un apretón de manos de todos, incluyendo a
Neftalí, a quien le dieron una segunda oportunidad de concursar.
Había una
vez un osito que era huérfano, sin embargo era el más popular de su pueblo, el,
a pesar de que estuviera rodeado de amigos él no estaba satisfecho.
Él quería
saber quiénes fueron sus padres, lleno de dudas se lanzó a un viaje en busca de
información sobre sus padres. En su viaje se encontró con un gatito quien rápidamente
se hizo su amigo. Al encontrar a sus tíos le contaron todo, el estando muy
feliz de que sus padres fueran buenos osos regreso a su casa muy satisfecho pero
un poco pensativo y con miedo de que por causa de todo lo que estaba ocurriendo
podría perder a sus padres y hasta a sus amigos.
Al llegar a
su pueblo se encontró con un caos total, todos lo buscaban, en cuanto lo
vieron corrieron a abrasarlo y les conto todo y se pusieron felices sabiendo
que él era muy valiente y audaz, el
osito se sintió muy acogido y dejo el miedo porque sabía que contaría con el
apoyo de sus compañeros y así vivió muy feliz por siempre al lado de sus
padres.
OCTAVO CUENTO:
El Palacio de la Luna.
Fue el
verano en que el hombre pisó por primera vez la luna. Yo era muy joven
entonces, pero no creía que hubiera futuro. Quería vivir peligrosamente, ir lo
más lejos posible y luego ver qué me sucedía cuando llegara allí. Tal y como
salieron las cosas, casi no lo consigo. Poco a poco, vi cómo mi dinero iba
menguando hasta quedar reducido a cero; perdí el apartamento; acabé viviendo en
las calles. De no haber sido por una chica que se llamaba Kitty Wu,
probablemente me habría muerto de hambre. La había conocido por casualidad muy
poco antes, pero con el tiempo llegué a considerar esa casualidad una forma de
predisposición, un modo de salvarme por medio de la mente de otros. Esa fue la
primera parte. A partir de entonces me ocurrieron cosas extrañas. Acepté el
trabajo que me ofreció el viejo de la silla de ruedas. Descubrí quién era
mi padre. Crucé a pie el desierto desde Utah a California. Eso fue hace mucho
tiempo, claro, pero recuerdo bien aquellos tiempos, los recuerdo como el principio
de mi vida.
Ese día no
pasamos de ahí. No bien pronunció la última frase Effing se detuvo para tomar
aliento, y antes de que pudiera continuar con la historia, entró la señora Hume
y anunció que era la hora del almuerzo. Después de las cosas tan terribles que
me había contado, pensé que le sería difícil recobrar la serenidad, pero la
interrupción no pareció afectarle mucho.
-Estupendo
-dijo, dando una palmada-. Hora de comer. Estoy hambriento.
Me quedé en
la playa largo rato, esperando a que se desvanecieran los últimos rayos del
sol. Detrás de mí, el pueblo se dedicaba a sus actividades, haciendo los
acostumbrados ruidos de la Norteamérica de fines de siglo. Mirando a lo largo
de la curva de la costa, vi cómo se escondían las luces de las casas, una por
una. Luego salió la luna por detrás de las colinas. Era un aluna llena, tan
redonda y amarilla como una piedra incandescente. No aparté mis ojos de ella
mientras iba ascendiendo por el cielo nocturno y sólo me marché cuando encontró
su sitio en la oscuridad.
NOVENO CUENTO:
La liebre y la tortuga.
La liebre
siempre se reía de la tortuga, porque era muy lenta. ¡Je, ¡el En realidad, no
sé por qué te molestas en moverte -le dijo. Bueno -contestó la tortuga-, es
verdad que soy lenta, pero siempre llego al final. Si quieres hacemos una
carrera. Debes estar bromeando -dijo la liebre, despreciativa- Pero si
insistes, no tengo inconveniente en hacerte una demostración. Era un caluroso
día de sol y todos los animales fueron a ver la Gran Carrera. El topo levantó
la bandera y dijo: -Uno, dos, tres… ¡Ya!
La liebre
salió corriendo, y la tortuga se quedó atrás, tosiendo en una nube de polvo.
Cuando echó a andar, la liebre ya se había perdido de vista. Pero cuál no fue
su horror al ver desde lejos cómo la tortuga le había adelantado y se
arrastraba sobre la línea de meta. ¡Había ganado la tortuga! Desde lo alto de
la colina, la liebre podía oír las aclamaciones y los aplausos. No es justo
-gimió la liebre- Has hecho trampa. Todo el mundo sabe que corro más que tú. -¡Oh!
-dijo la tortuga, volviéndose para mirarla- Pero ya te dije que yo siempre
llego. Despacio pero seguro. No tiene nada que hacer -dijeron los saltamontes-
La tortuga está perdida. “¡Je, je! ¡Esa estúpida tortuga!”, pensó la liebre, volviéndose “¿Para qué
voy a correr? Mejor descanso un rato.” Así pues, se tumbó al sol y se quedó
dormida, soñando con los premios y medallas que iba a conseguir. La tortuga
siguió toda la mañana avanzando muy despacio. La mayoría de los animales,
aburridos, se fueron a casa. Pero la tortuga continuó avanzando. A mediodía
pasó ¡unto a la liebre, que dormía al lado del camino. Ella siguió pasito a
paso.
Finalmente,
la liebre se despertó y estiró las piernas. El sol se estaba poniendo. Miró
hacia atrás y se rió: ¡Je, ¡el ¡Ni rastro de esa tonta tortuga! Con un gran
salto, salió corriendo en dirección a la meta para recoger su premio. Pero cuál
fue su sorpresa al ver desde lejos cómo la tortuga le había adelantado y se
arrastraba sobre la línea de meta. ¡Había ganado la tortuga! Desde lo alto de
la colina, la liebre podía oír las aclamaciones y los aplausos. “¡No es justo! – Gimió la liebre – ¡Has hecho
trampa! Todo el mundo sabe que corro más que tú.” ¡Oh! – dijo la tortuga,
volviéndose para mirarla. Pero ya te dije que yo siempre llego. Despacio, pero
con constancia, al final siempre llego.”
DÉCIMO CUENTO:
POPI, EL NIÑO MAGO.
DÉCIMO CUENTO:
POPI, EL NIÑO MAGO.
Hace mucho mucho tiempo, existió una
familia dedicada a la magia.
Los padres y los abuelos de Popí,
eran todos magos, y Popí también quería ser un gran mago. Popí sabía ya convertir una rana en
serpiente, con su varita
mágica de madera. También podía detener el tiempo diciendo las palabras mágicas: “Rusqui trusqui, Rasca trasca”. Un
día Popí, estaba de camino al colegio y vio como unos gamberros intentaban pegar a un perrito que
andaba por la calle. Entonces Popí,
pronunció las palabras mágicas y
detuvo el tiempo salvando al perro, llevándoselo de donde estaban los
gamberros.
Pero cuando puso de nuevo el tiempo en marcha
con sus poderes, uno de los gamberros le vio llevarse al perrito en sus
brazos dando la vuelta a la esquina, y consiguió alcanzarle, pero de
repente desapareció de
su vista, se había hecho invisible.
Popí muy preocupado volvió a detener el tiempo, de repente el hombre invisible
era un viejo amigo que también estudia para ser un gran mago.
Popí se había concentrado tanto, que junto con su viejo amigo
consiguieron el mayor de los poderes de un mago, para ellos era toda una
alegría, pues se habían convertido
en unos grandes magos.
Muy bien, logramos el objetivo y siguió indicaciones y correcciones.
ResponderEliminarSepara un espacio entre párrafos.
bye